Vacacionar en lugares donde se pueda disfrutar del agua, acompañado por el calor de la época, acompaña al verdadero significado de Semana Santa, sobre aquel que murió por nuestros pecados y su posterior resurrección. Esta es una temporada cúspide de la primera mitad del año, donde el pueblo dominicano, no solo trabaja o estudia solamente el 60% de la semana, se acerca más a su iglesia local y se reúne con familiares en el interior, sino que se puede dar el lujo de disfrutar unos días de relajación. Sin embargo, esta “relajación” que se quiere convocar es frágil, no solo por los contratiempos o compromisos del día a día que entran a ya nombrada semana, sino por todo el peligro que conlleva salir de casa hacia paraísos cercanos, como ríos, lagunas, playas, y ¿por qué no? Piscinas. Todos estos sitios, aunque de basta recreación y fama en el pueblo dominicano, trae consigo gran peligro para nosotros.
Vivimos en una isla, rodeados de playas, repleta de lagos y ríos, y donde quiera que veamos hay un pasatiempo acuático para el dominicano de todas las edades; nacemos en medio de agua, y aquí es donde la alerta roja se dispara, independientemente de qué parte de la tierra tricolor seas, estamos abiertos a disfrutar del agua, y a ser potenciales víctimas de ella. Los accidentes por ahogamiento están entre las 3 principales causas en Semana Santa, junto a los accidentes de tránsito y la intoxicación por alcohol y bebidas; incluso antes de entrar en el periodo festivo, nos hace abrir los ojos. En los últimos 5 años, de las 185 víctimas que han perdido la vida en Semana Santa, 30 fueron a causa de ahogamiento, según la documentación actualizada de la COE este año. Las causas que provocan este tipo de accidentes varían según el caso. En ocasiones, cuando se trata de un menor de edad, por descuido de sus tutores, mostrando negligencia dentro de la población. Por otra parte cuando hablamos de personas de mayor edad, dígase jóvenes o adultos, ingerir descuidadamente bebidas alcohólicas puede ser un detonante de la inestabilidad corporal del individuo y consecuente a eso, provoca que se ahogue. Personas que aun con el conocimiento de cómo nadar también son incluidas a ser víctimas.
Un joven, de unos 24 años de edad, se dirigió a la playa con amigos durante la pasada Semana Santa 2013. Según informan testigos aquel día, el alcohol predominó en el grupo, hubo una riña entre los presentes y la victima acabó alejándose de los demás, solo en el agua y por su estado de embriaguez, acabó ahogado. Nadie se percató de lo que había sucedido. El cuerpo se había reportado como desaparecido, posteriormente la marea lo arrastró a la orilla hacia una zona mas allá de donde estaban ubicados.
Otro joven de 15, en la misma Semana Santa, salió de vacaciones con sus primos a una playa en Nagua. Sus padres, según nos cuenta su hermano, al principio no estaban dispuestos a dejarlo ir, pero al final accedieron. Mientras estaba en el agua se alejó del grupo y las olas golpeaban fuertemente, lo que fue otro percance para el joven, llegó a un área de la playa muy profunda y se ahogó.
La COE informa que el número de víctimas ha ido reduciendo en el período de 5 años, sin embargo sus intenciones radican en que no haya ninguna clase de pérdida durante la semana. El plan operativo de este año incluyó más de 32,000 miembros en el personal, así como 2,512 puestos de socorro y 6 hospitales móviles, entre otros elementos a favor, brindando la mayor cobertura posible. Por otra parte solo en el inicio de Semana Santa 2014, 3 menores, de 7, 12 y 16 años perdieron la vida ahogados.
Pasarla bien es un derecho, no obstante, si se busca violar la propia seguridad y la de los que están alrededor, resta no hacerlo. A los padres, convocar orientación a los hijos y menores de edad bajo su tutoría sobre lo que puede pasar en áreas con recreación en el agua; de igual manera a los adultos, no descuidarse, mantenerse al margen de donde se encuentran dentro del agua, medir la distancia hasta la orilla y, si se va a consumir alcohol, no entrar al agua. Más vale prevenir, que lamentar.
Cabe destacar hasta este punto, que las precauciones no deben limitarse solamente al período de Semana Santa, sino más bien durante todo el año. Sucesos de esta naturaleza suceden todo el tiempo, y es necesario ser precavidos, tanto hoy como mañana.
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